Ruta en autocaravana por el Norte de España
Recorrer el norte de España en autocaravana es una experiencia difícil de describir con palabras. Ya habíamos visitado Galicia en varias ocasiones, también Asturias y Cantabria. Fuimos con autocaravana y años atrás en coche. Pero esta vez queríamos ver algunos sitios nuevos y también volver a visitar otros que nos gustó mucho.
En el norte de España, cada curva revela un paisaje nuevo, cada pueblo esconde una historia y cada parada deja una huella.
Galicia y Asturias, entre acantilados, pueblos marineros y paisajes inolvidables
Nuestra ruta comenzó cuando salimos desde nuestra casa, en Mijas. Recorrimos Portugal desde abajo hasta arriba. En este enlace pongo nuestra experiencia en Portugal. Así que una vez entrado en Galicia, fuimos directos a Muxía y desde allí, recorriendo los pueblos costeros asturianos hasta los Picos de Europa, para luego volver al sur cruzando el puerto de pajares en León. Aquí compartimos este viaje lleno de paisajes espectaculares, rincones con alma y momentos para recordar.
Muxía: espiritualidad frente al océano bravo
Nuestra primera parada en Galicia es en Muxía, uno de los lugares más especiales de la Costa da Morte. Queríamos visitar el camping Lago mar, porque los niños han reservado para Agosto y pasaran allí unos días. Es un camping no muy grande, sin actividades para niños, un piscina cubierta muy pequeña y techo bajo.
Pero el camping esta en un entorno muy bonito, sobre una playa linda. Hay que bajar unas escaleras y pasar por una zona de piedras que no son nada cómodas de andar, aunque una vez en la arena, la playa si que es espectacular.


(a vista de dron)
El pueblo de Muxía es bonito, pequeño pero bien ambientado, con gasolinera, supermercados y bares con terraza muy simpáticos. En Muxía esta el Santuario da Virgen da Barca. Este se asoma al mar Atlántico que ruge con fuerza contra las rocas. Este rincón tiene algo mágico, casi místico. Paseamos por el entorno del santuario, contemplamos las piedras legendarias y respiramos esa mezcla de salitre y silencio. La historia del lugar, muy ligada al Camino de Santiago, se siente en el ambiente. Muxía fue una manera perfecta de comenzar el viaje: con la fuerza del mar y la calma del alma.
Laxe, un pueblo costero con playa increíble
Laxe es un pequeño pero encantador pueblo costero situado en la provincia de La Coruña, en plena Costa da Morte gallega. Nos lo encontramos casi por casualidad porque saliendo de Muxía, camino a La Coruña, buscábamos donde comer zamburiñas, pulpo, pimientos del padrón, etc., con buenas valoraciones y la hora de comer nos pillaba cerca de Laxe. Quedamos sorprendidos de la buena comida, los buenos precios y el trato. Y es que Laxe pasa desapercibido frente a destinos más conocidos y creo que eso hace que se mantenga en precios aceptables.
Pero lo primero que llama la atención al llegar, es su playa principal, justo al lado del centro del pueblo. Tiene casi un kilómetro de largo, de arena blanca y fina, con aguas tranquilas gracias a la forma de la ría. Aunque nosotros no pernoctamos, al estar orientada al este, es perfecto para ver sus amaneceres.

Laxe sigue siendo un pueblo con vida pesquera. Su pequeño puerto tiene mucho ambiente, con barcos que entran y salen, y bares donde probar pescado y marisco fresco. Aquí no hay grandes aglomeraciones, pero sí autenticidad.
A Coruña: ciudad de luz y mar
Desde Muxía, pusimos rumbo a A Coruña, una ciudad costera moderna pero cargada de historia. Paseamos por su extenso paseo marítimo, que presume de ser uno de los más largos de Europa. La visita a la Torre de Hércules, faro romano en funcionamiento, fue uno de los momentos clave. Desde allí, las vistas al océano son sencillamente espectaculares. Recorrimos también la ciudad vieja, con sus calles empedradas y plazas animadas, y probamos alguna que otra delicia gallega. A Coruña tiene ese equilibrio perfecto entre ciudad viva y destino turístico. La noche la pasamos en una zona de aparcamientos libres que esta a las afueras, justo al borde del mar. Habíamos varias autocaravanas y como en toda la zona costera Atlántica, unas puestas de sol espectaculares.

Faro de Cabo Prior (Ferrol)
Desde A Coruña hicimos una parada muy especial en el Faro de Cabo Prior, en la costa de Ferrol. El camino hasta allí ya es toda una experiencia, entre paisajes solitarios y acantilados salvajes. Es un camino bastante estrecho y no muy bien asfaltado, un poco a la aventura. Al llegar, nos encontramos con un faro silencioso, rodeado de verdes campos y cortado a pico sobre el mar. No hay nadie, solo el viento y el sonido de las olas. Es uno de esos lugares que invitan a sentarse, mirar al horizonte y desconectar. Fue una de las sorpresas del viaje, un mirador natural casi secreto. Disfruté mucho de volar con el dron estos parajes.

Ribadeo: frontera entre tierras

Continuamos hacia el norte lucense hasta llegar a Ribadeo, un pueblo con carácter marinero y casas de indianos que hablan de otra época. Aparcamos la autocaravana en un parking libre, en la misma ciudad, aunque con la moto nos desplazamos hacia todas las zonas visitables. Paseamos por su casco histórico y bajamos al puerto. Fuimos a un mirador que se adentra en la ría y vimos la otra parte de esta ría que ya pertenece a Asturias.
Una visita que nos gustó mucho fue ir a la isla Pancha, donde hicimos una tomas con el dron preciosas. Esta pequeñita isla esta unida por una pasarela y se accede al faro moderno y al antiguo faro que ahora esta destinado a albergue vacacional. Por la tarde, nos fuimos a la playa de las Catedrales, teníamos la marea baja por la tarde y aprovechamos para tomar fotos y videos con marea baja y dormir en el parking habilitado, para por la mañana siguiente, hacer tomas con la marea alta. La pernocta es justo al lado y muy tranquila. Sin servicios, pero es llano y tranquilo.


En esta foto de la playa de las catedrales con marea alta se puede ver lo cerca que esta el parking de autocaravanas.
Luarca: postal de serenidad

En Luarca pasamos un día completo, y sin duda mereció la pena. Este encantador pueblo asturiano, encajado entre colinas y con un puerto en forma de herradura, nos ofreció tranquilidad y belleza a partes iguales. Subimos al faro, que como casi toda la costa norte tiene esos acantilados al mar que ofrecen unas vistas espectaculares- Caminamos hasta el famoso cementerio sobre el mar y disfrutamos de la arquitectura tradicional del lugar. Al bajar, llegamos al paseo, donde esta el puerto y algunas terrazas donde relajarte tomando una cerveza fría.
Dormimos en un área gratuita para autocaravanas, muy bien ubicada y tranquila. Dispone de mesas, bancos de madera y barbacoas de obra, que aunque no utilizamos, se agradece el detalle. Bien por Luarca.
Cudillero: color en estado puro

Nuestra siguiente parada fue Cudillero, otro de los grandes tesoros del norte. Sus casas de colores escalonadas sobre la ladera hacen que cualquier fotografía parezca una postal. Pasamos allí el día explorando cada rincón, subiendo y bajando escaleras y comiendo en una terraza junto al puerto. Dormimos en el parking que hay en la entrada del pueblo, muy cómodo y a pocos pasos del centro. El precio son 10 € por 24 horas. Cudillero tiene un aire auténtico, mezcla de tradición marinera y arte espontáneo, que lo convierte en una parada obligada en cualquier ruta por Asturias.
Lastres y Ribadesella: dos joyas en ruta
Ese día fue más apretado, pero igualmente disfrutable. Hicimos una breve parada en Lastres, donde nos hubiera encantado quedarnos más tiempo, pero no encontramos sitio para pernoctar. Aun así, nos dio tiempo a pasear por sus cuestas empedradas y admirar las vistas desde lo alto del pueblo. Luego, seguimos hasta Ribadesella, donde sí conseguimos pernoctar en un área tranquila. Allí, dimos un paseo por la ría, vimos la playa al atardecer y recorrimos el paseo de los murales de la prehistoria. Un día muy completo, entre historia, mar y paisajes.
Cangas de Onís y los Lagos de Covadonga: pura esencia asturiana
La ruta nos llevó tierra adentro, hasta Cangas de Onís, puerta de entrada a los Picos de Europa. Allí cruzamos el icónico puente romano antes de subir hacia los Lagos de Covadonga. El trayecto es espectacular, lleno de curvas y miradores, y la llegada a los lagos, aún más. El entorno natural es impresionante: montañas, vacas pastando y aire puro. Visitamos también la Santa Cueva y la Basílica de Covadonga, lugares cargados de historia y emoción. Fue una de las jornadas más intensas, tanto en paisajes como en sensaciones. Por cierto, la fabada y los cachopos, de diez. Que buenos ¡¡¡

Espinaredo, hórreos antiguos y bien conservados

Espinareu (o Espinaredo, en castellano) es una pequeña aldea del concejo de Piloña, Asturias. Es uno de esos pueblos que parece detenido en el tiempo, ideal si buscas tranquilidad, naturaleza y autenticidad rural. Tiene unos hórreos muy bien conservados y es conocido por su conjunto de hórreos y paneras tradicionales. Es uno de los núcleos rurales con mayor concentración de estas construcciones típicas asturianas, muchos de ellos con tallas decorativas antiguas.
Espinareu está rodeado de bosques de castaños y robles y ya impresiona el camino a esta aldea. Y mas impresiona ver como en una aldea tan pequeña, se concentra tal cantidad de hórreos y paneras tan bien conservadas.
No es un pueblo turístico, solo vimos un bar en lo que sería el centro, aunque hay algunas casas rurales y algún pequeño alojamiento. Eso forma parte de su encanto.
Dos días de descanso: respirar el norte
Después de tantos kilómetros, decidimos hacer una pausa. Dos días para descansar, recuperar energía y saborear el viaje con calma. A veces no hace falta hacer mucho: un buen paseo, una comida sin prisas y simplemente observar cómo pasa el día. Estos momentos de descanso también forman parte del viaje y son clave para disfrutar plenamente de la ruta. Nos permitieron digerir todo lo vivido hasta entonces y prepararnos para el último tramo.
Puerto de Pajares y comida en Casa Ezequiel: cruzando la montaña
Volvimos a la carretera para tomar el camino de Cangas de Onís hacia el Puerto de Pajares, una ruta clásica que conecta Asturias con Castilla y León. Las vistas son espectaculares y el descenso, exigente pero hermoso. Al llegar al otro lado, hicimos una parada en Casa Ezequiel, un restaurante muy recomendado… y con razón. Comimos de maravilla: buena carne, embutido casero y trato excelente. Fue una de las comidas más memorables del viaje. Con el estómago lleno y la sensación de haber cruzado una etapa importante, continuamos hacia el sur.
Pernocta en la provincia de Ávila y regreso a Mijas
Ese día, ya en ruta hacia casa, buscamos una zona tranquila para dormir en la provincia de Ávila, donde encontramos un área cómoda para pasar la noche. El paisaje ya era otro, más seco y caluroso, lo que nos hacía sentir que estábamos volviendo al sur. A la mañana siguiente retomamos el viaje temprano, cruzando paisajes castellanos, andaluces y familiares, hasta llegar a Mijas por la tarde. Terminaba así una ruta intensa, emocionante y llena de momentos para recordar.